La palabra cluster no tiene una traducción literal, pero recoge el concepto de agrupaciones de empresas complementarias e interconectadas. Además, vale la pena aclarar que un cluster no es un gremio ni un sector industrial ni una cadena productiva.
Los cluster son comunidades de empresas e instituciones ubicadas en un espacio geográfico definido que actúan en una determinada actividad productiva, los cuales agrupan gran variedad de industrias y entidades relacionadas para generar una mayor competitividad en el mercado. Estos cluster incluyen, por ejemplo, a proveedores de insumos críticos (como componentes de maquinaria y servicios) y a proveedores de infraestructura especializada; con frecuencia pueden extenderse hasta canales y clientes.
La importancia de conformar estas comunidades en una región consiste en la construcción de redes de cooperación y colaboración entre empresas de sectores aparentemente divergentes para promover el crecimiento económico. Los componentes de un cluster van desde los agentes encontrados dentro de las cadenas productivas hasta la academia y las instituciones públicas.
Con frecuencia, los cluster son los lugares donde se encuentran por primera vez los empresarios de varias industrias y donde emprenden sus acciones y relaciones. Estas comunidades de organización empresarial brindan las siguientes ventajas competitivas:
• Elevan la productividad gracias al acceso a insumos especializados, servicios de empleados, información, apoyo institucional y asistencia técnica.
• Inducen a la especialización aprovechando las señales del mercado y las posibilidades que existen en el comercio mundial.
• Ayudan a regionalizar la política industrial y tecnológica del país en función de las potencialidades de la región.
• Permiten identificar nuevos espacios para la creación de empresas y nuevas oportunidades de empleo.
• Crean mercados más eficientes y menores costos transaccionales, por ello dinamizan la productividad.
• Gracias a la concentración geográfica, acelera la acumulación y difusión de conocimientos y mejores prácticas.
• Estimulan y facilitan la innovación y experimentación, ya que mejoran la habilidad de las empresas para percibir oportunidades de inversión; además se promueve la instalación de instituciones creadoras y proveedoras de fomento.
• Enfocan mejor las necesidades de los consumidores, quienes son el eje de la ventaja competitiva.
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